Quizás como un intento por parte del planeta de establecer dicho contacto, el doctor Kelvin descubre al poco de su llegada la existencia de ciertos "visitantes" en la base espacial. En el caso de Kelvin, su mujer, que se suicidó hace un tiempo. Kelvin no ha superado realmente su pérdida y tras el pánico inicial empieza a enfocar la ocasión como una oportunidad ante la cual no quiere resistirse y que incluso se niega a evaluar, pese a ser este el cometido para el que le desplazaron allí.
Este acontecimiento casi mágico, imposible desde la capacidad humana, pero real para los protagonistas, es la llave que le permite a Tarkovsky indagar sobre la psicología humana, sobre nuestra misma esencia. Kris Kelvin abandonará sus intenciones racionalistas, su mismo espíritu crítico, por aferrarse a la posibilidad de recuperar a su esposa. El resto de tripulantes tendrán también sus reacciones peculiares, muchas veces mezquinas, llenas de temor y patetismo, pero profundamente humanas. Aislados del hogar natal y sometidos a tensiones inesperadas, estos científicos son experimentos en sí mismos, la oportunidad de estudiar al ser humano.
Finalmente, la propia nueva Hari (el visitante de Kelvin) será ella misma una oportunidad de estudio de lo que hace al ser humano, una especie de propuesta, una tesis desde el punto de vista del autor.
Inicialmente, la nueva Hari adoptará la personalidad que de la antigua Hari tiene Kelvin en sus recuerdos, con las grandes lagunas e incoherencias que esto representa. Pero a medida que la copia vaya viviendo sus propias experiencias, se irá separando del sentir de la original, desarrollando una personalidad propia hasta reivindicar incluso su propia humanidad.
En cuanto a su concepción filosófica y su caracter introspectivo, la película es una gran adaptación de la novela de Stanislaw Lem, y en este sentido la obra ha sido magnificamente completada por Tarkovsky, quien supo dotarla de cierta poesía visual. Las grandes dosis de melancolía que perfilan a los personajes, el ritmo lento, la propia idiosincrasia del cine ruso, pueden convertir a esta magnífica obra en un producto difícil de digerir. Aún así es muy recomendable y proporcionará una gran satisfacción a los adeptos de este tipo de cine.